lunes, 30 de abril de 2018

Hoy es la fiesta de San Pío V, el pastor que liberó a la Iglesia con auxilio de María

Hoy es la fiesta de San Pío V, el pastor que liberó a la Iglesia con auxilio de María

Cada 30 de abril la Iglesia celebra la fiesta de San Pío V, quien salvó a la Iglesia y a Europa de la invasión musulmana en la famosa batalla de Lepanto y con el auxilio de la Virgen del Rosario. Antonio Chislieri (San Pío V) nació en Bosco (Italia) en 1504. Tuvo que cuidar ovejas en el campo porque sus padres eran muy pobres. En la adolescencia, una familia generosa le costeó los estudios al ver que su hijo, también llamado Antonio, se comportaba mejor desde que era amigo del santo.

De esta manera pudo estudiar con los dominicos y llegó a ser religioso de esa comunidad. Poco a poco le encomendaron cargos importantes hasta que el propio Pontífice lo nombró Obispo y luego encargado de la asociación que en Italia defendía la fe. El santo recorría a pie los pueblos alertando a los fieles de los errores de los evangélicos y luteranos. Muchas veces lo quisieron matar, pero él siguió anunciando la verdad. El Papa lo nombró cardenal y le encargó dirigir a la Iglesia en defensa de la recta doctrina. Cuando murió el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo les dijo a los cardenales que el más apropiado era el Cardenal Antonio Chislieri, por lo que lo eligieron y tomó el nombre de Pío V.

San Pío V pidió que lo que se iba a gastar en el banquete a los políticos y militares se empleara en ayuda para los pobres y enfermos. Un día vio en la calle a su amigo Antonio, cuya familia le pagó los estudios, lo nombró gobernador del cuartel del Papa y la gente admiró más al Santo Padre al enterarse de su humilde pasado.

El Pontífice tenía mucha devoción por la Eucaristía, la Virgen y el rezo del Santo Rosario, que recomendaba a todos los que podía. En las procesiones del Santísimo, recorría las calles de Roma a pie y con gran piedad y devoción. Ordenó que los Obispos y párrocos vivan en el sitio donde habían sido nombrados para que no descuiden a sus fieles, publicó un nuevo misal y una nueva edición de la Liturgia de la Horas, así como un nuevo catecismo. El Misal de San Pío V contiene la Misa celebrada en latín según la antigua tradición, y actualmente puede celebrarse de forma universal por los sacerdotes que así lo deseen. Así fue promulgado por decreto pontificio en forma de motu proprio "Summorum Pontificum" por el Papa Emérito Benedicto XVI el 7 de julio de 2007. Antes de la reforma el misal en latín era utilizado por la Iglesia Católica hasta 1962, cuando fue reemplazado por la liturgia de “Novus Ordo” (Nuevo Ordinario) aprobada a raíz de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.

Durante el pontificado de San Pío V los musulmanes amenazaron invadir Europa y acabar con la religión católica. Iban desde Turquía arrasando con las poblaciones católicas y anunciando que la Basílica de San Pedro sería la pesebrera para sus caballos. Ningún rey quería enfrentarlos. El Papa buscó la ayuda de los líderes europeos y organizó una gran armada con barcos. Pidió que todos los combatientes fueran a la batalla confesados y habiendo comulgado en Misa. Mientras ellos iban a combatir, el Pontífice y los fieles romanos recorrían las calles descalzos rezando el Rosario.

Los musulmanes eran superiores y se encontraron con la armada católica en el golfo de Lepanto, cerca de Grecia. Los jefes cristianos hicieron que los soldados rezaran el rosario antes de empezar la batalla el 7 de octubre de 1571. Empezó el combate con el viento en contra para los católicos hasta que de un momento a otro se cambió de dirección, entonces los cristianos se lanzaron al ataque y obligaron a los musulmanes a retroceder.

San Pío V, sin haber recibido noticias de lo sucedido, se asomó por la ventana y dijo a los cardenales: "Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria". El Papa como agradecimiento mandó que cada 7 de octubre se celebre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías se incluya "María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros" (algo que propagó un santo llamado San Juan Bosco siglos después).

Partió a la Casa del Padre un 1 de mayo de 1572 a los 68 años.

miércoles, 11 de abril de 2018

Hoy la Iglesia conmemora a la joven Santa Gemma Galgani

Santa Gemma Galgani

Cuando Jesús entra en el corazón de una persona, el amor que la inflama es tan grande que la desborda y la supera. Ese fue el sentido de la vida de Santa Gemma Galgani, una joven italiana a quien Cristo le concedió los estigmas y pasó por numerosos sufrimientos corporales.

Sus grandes fortalezas fueron una espiritual profunda, el gran amor que sentía por los pecadores y los corazones de Jesús y María.

Gemma nació en Camigliano (Italia) el 12 de marzo 1878. Sus padres fueron el farmacéutico Don Enrique Galgani, y Doña Aurelia Landi. Fue la cuarta hija de ocho hermanos. Desde niña mostró signos de santidad, ya que se encerraba a orar delante del crucifijo de la familia.

Su madre, fue quien le inculcó el amor por Cristo Crucificado y por la Virgen María. Cuando era niña, su madre la tomaba en brazos y le enseñaba el crucifijo. Entre lágrimas, le hablaba del inmenso amor que tuvo Jesús por los hombres.

Cuando su madre percibió que pronto llegaría su hora de partir, decidió entregar a su hija al cuidado del Espíritu Santo. La preparó para recibir el sacramento de la Confirmación que le fue administrado en 1885 por el Obispo de Lucca, Mons. Nicolás Ghilardi. Durante la ceremonia, Gemma sintió que el Espíritu Santo le preguntaba si ella quería entregarle a su mamá. La niña respondió que sí y le pidió que la llevara también a ella. Eso no sucedió porque Dios tenía grandes planes para su vida.

Durante toda su vida, Gemma estuvo muy cerca a la Eucaristía y la Madre de Dios. A pesar de su corta edad, Mons. Volpi, accedió a que la niña hiciera la primera comunión porque supo que si no lo hacía, ella moriría de dolor.

Después de la muerte de su padre, Gemma se mudó con sus tíos a Camioer. Durante un año se descuidó de sus oraciones y se olvidó de Jesús porque se sintió atraída por las diversiones mundanas. Sin embargo, Cristo permitió que cayera enferma para hacerla volver a sus brazos. Debido a que requería mayores cuidados, regresó a Lucca, donde permaneció hasta su muerte.

Jesús le concedió diversas gracias, como la presencia de San Pablo de la Cruz o el Venerable Gabriel. También tenía experiencias místicas sobre la Pasión de Cristo.

Santa Gemma recaía frecuentemente en la enfermedad y ella aprovechaba esos momentos para ofrecer sus sufrimientos por la conversión de los pecadores.

Toda esa entrega y abnegación eran motivo de odio para el demonio que nunca dejó de tentarla e incluso llegó a atacarla físicamente.

Por motivo de sus padecimientos, éxtasis y por tener los estigmas de Cristo, las personas se burlaban de ella y la creían loca. Pero Gema nunca se dejó amedrentar por estos insultos y continúo amando y sirviendo a Jesús hasta el día de su muerte.

Antes de morir, volvió a caer en una enfermedad que le ocasionó muchos dolores. Gemma la ofreció como una mortificación para que un sacerdote, que llevaba una vida mundana y desordenada, se convirtiera. El cura se convirtió dos días antes de su muerte.

La joven italiana murió el 11 de abril de 1903, en el Sábado Santo. El P. Germán le dio la extremaunción y vio que colocaba sus brazos imitando a Cristo en la Cruz. Después, Gemma tomó el crucifijo en las manos y exclamó: "¡Jesús!.. ¡En tus manos encomiendo mi pobre alma!"; y volviéndose a la imagen de María, añadió: "¡Mamá mía!, recomienda a Jesús mi pobre alma...Dile que tenga misericordia de mí".

El P. Germán escribió muy pronto la biografía y la devoción a Santa Gemma comenzó a extenderse de manera prodigiosa, no solo en Italia, sino en muchos países del mundo.

Fue canonizada el 2 de mayo de 1940 durante la fiesta de la Ascensión del Señor. El Papa Pío XI dijo sobre la santa: “Será la joya de nuestro pontificado”.

Más información:
Biografía
Su madre Santa María y la Primera Comunión
San Gabriel de la Dolorosa
La curación
Los estigmas y la revelación de su confesor
Su Ángel de la Guarda y El combate contra el enemigo
Entrega su vida por un pecador
El tránsito hacia el Padre Celestial
Oración a Santa Gemma para tener éxito en los exámenes
Santa Gemma Galgani en la Enciclopedia Católica
Especial de Santa Gemma Galgani

11/4/18 ACI Prensa

sábado, 13 de enero de 2018

Hoy es la fiesta de San Hilario de Poitiers, Doctor de la Iglesia

San Hilario de Poitiers

“Dios sólo sabe ser amor, y sólo sabe ser Padre. Y quien ama no es envidioso, y quien es Padre lo es totalmente”, decía San Hilario de Poitiers, Doctor de la Iglesia y gran defensor de la divinidad de Cristo. Su fiesta es cada 13 de enero.

San Hilario nació en Poitiers, Francia, a inicios del siglo IV, en una familia acomodada y recibió formación literaria. Al parecer no se formó en un ambiente cristiano. Fue bautizado hacia el 345 y elegido Obispo de su ciudad natal entre el 353 al 354.

Su primera obra “Comentario al Evangelio”, es el comentario más antiguo en latín que ha llegado de este Evangelio. En el 356 participó como Obispo en el Sínodo de Béziers, al sur de Francia.

Esta reunión fue llamada por el santo mismo como “el sínodo de los falsos apóstoles” porque la asamblea estaba dominada por Obispos filo-arrianos, que negaban la divinidad de Jesucristo.

Estos “falsos apóstoles” solicitaron al emperador Constancio que el Obispo de Poitiers fuera condenado al exilio. Es así que San Hilario tuvo que abandonar Galia para irse a vivir a Frigia, en la actual Turquía, donde se insertó en un contexto religioso dominado por el arrianismo.

De esta manera y buscando el restablecimiento de la unidad de la Iglesia, redacta su obra dogmática más importante y conocida como “De Trinitate” (sobre la Trinidad), la cual defiende la doctrina del Concilio de Nicea y demuestra que las Sagradas Escrituras testimonian claramente la divinidad del Hijo.

Hacia el 360 ó 361, San Hilario regresa del exilio a su tierra y en el Sínodo celebrado en París por esos mismos años se retomó el lenguaje del Concilio de Nicea.

En los últimos años de su vida elaboró los “Tratados sobre los Salmos”, comentario a 58 Salmos y es que el Santo encontraba en todos los Salmos la transparencia del misterio de Cristo y de su Cuerpo que es la Iglesia. Partió a la Casa del Padre en el 367. En 1851, el Beato Pío IX lo proclamó Doctor de la Iglesia.

“Haz, Señor -reza Hilario movido por la inspiración- que me mantenga siempre fiel a lo que profesé en el símbolo de mi regeneración, cuando fui bautizado en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Que te adore, Padre nuestro, y junto a ti, a tu Hijo; que sea merecedor de tu Espíritu Santo, que procede de ti a través de tu Unigénito… Amén” (“De Trinitate” 12, 57).

ACI Prensa

domingo, 7 de enero de 2018

Hoy la Iglesia celebra el Bautismo del Señor

Hoy la Iglesia celebra el Bautismo del Señor+

“Cuando se lava el Salvador, se purifica toda el agua necesaria para nuestro bautismo y queda limpia la fuente, para que pueda luego administrarse a los pueblos que habían de venir a la gracia de aquel baño”, dijo San Máximo de Turín en el Siglo V al referirse al Bautismo del Señor que la Iglesia celebra hoy.

Con el Bautismo del Señor se concluye la temporada de Navidad y la Iglesia nos invita a mirar la humildad de Jesús que se convierte en una epifanía (manifestación) de la Santísima Trinidad.

“Juan está bautizando, y Cristo se acerca; tal vez para santificar al mismo por quien va a ser bautizado; y sin duda para sepultar en las aguas a todo el viejo Adán, santificando el Jordán antes de nosotros y por nuestra causa; y así, el Señor, que era espíritu y carne, nos consagra mediante el Espíritu y el agua”, manifestó San Gregorio Nacianceno en uno de sus sermones.

“También el Espíritu da testimonio de la divinidad, acudiendo en favor de quien es su semejante; y la voz desciende del cielo, pues del cielo procede precisamente Aquel de quien se daba testimonio”, añadió el Santo.

Evangelio: Lucas 3,15-16.21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a a todos: - 'Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma, y vino un voz del cielo: - ´'Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco'”.

Aci Prensa

sábado, 6 de enero de 2018

¿Quiénes eran los Reyes Magos y por qué se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar?

La adoración de los Reyes Magos. Foto: Pintura de Luca Giordano.

En la Solemnidad de la Epifanía del Señor se recuerda la adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús en Belén. Sin embargo, ¿fueron reyes, magos y en verdad se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar? Un sacerdote y teólogo lo explica.

El sacerdote Miguel Fuentes, del Instituto del Verbo Encarnado, explica en el sitio web “El Teólogo Responde” que “el término ‘magos’ (magoi) que aparece en Mt 2,1 se refiere a lo que en la antigüedad se denominaba ‘sabios’”.

“En este caso fueron hombres sabios que vinieron ‘del Este’ (Mt 2,1), lo cual puede ser una referencia a Arabia, Mesopotamia o algún lugar más al este de Palestina”.

El P. Fuentes precisa que “el hecho de que fueran guiados por una estrella (2,2) sugiere que fueron instruidos en astrología o en la ciencia de la navegación y en el cálculo del tiempo por medio de las configuraciones estelares”.

“Aparte de una tribu de Media llamada así, los magos aparecen, en su primera época, como una casta sacerdotal de Media y Persia. Además se dedicaban al estudio de la sabiduría. Estrabón dice que ellos eran ‘celosos observadores de la justicia y de la virtud’. Y Cicerón dice que son ‘la clase de sabios y doctores en Persia’”.

Fue el escritor y teólogo del siglo III Orígenes, señala el P. Fuentes, “quien por ver primera propuso que fueran tres magos en razón de los tres dones ofrecidos al niño”.

El P. Fuentes precisa además que “antes del siglo VI ningún autor afirma expresamente que fueran reyes, salvo, quizá Tertuliano que sugirió que se trataba de ‘casi reyes’”.

“Esto se hizo popular por interpretar así la referencia al Salmo 72,10 (los reyes de la tierra se postrarán y le ofrecerán sus dones) que parece estar implícita en el relato de San Mateo”.

“El arte los presenta como reyes ya desde el siglo VIII, mientras que en las pinturas de las catacumbas de Santa Priscila, de comienzo del siglo II-IV, los representa solo como nobles persas”, señala.

Sin embargo, añade, “el Nuevo Testamento calla sobre el número y su pretendida realeza”.

A partir del siglo VIII, continúa el P. Fuentes, los Reyes Magos “recibirán nombres, con algunas variaciones (los primeros fueron Bithisarea, Melchior y Gathaspa)”.

“Los hoy corrientes Gaspar, Melchor y Baltasar, se los da, en el siglo IX, el historiador Agnello, en su obra ‘Pontificalis Ecclesiae Ravennatis’”.

“Ya en la Edad Media fueron incluso venerados como santos”, asegura.

“Y también la escena de los magos adorando al Niño Jesús se convirtió en tema favorito en el arte de los bajorrelieves, miniaturas y vitrales”, finaliza.

Aci Prensa

domingo, 19 de noviembre de 2017

Hoy es la fiesta de San Odón, Abad

Hoy es la fiesta de San Odón, Abad

REDACCIÓN CENTRAL, 19 Nov. 17 / 02:01 am (ACI).- San Odón fue un monje francés conocido por ser el segundo abad de Cluny, el más célebre monasterio de su tiempo, y porque tuvo bajo su dirección más de mil monjes en diversos conventos.

El Papa Benedicto XVI lo calificó, en el 2009, como uno de los grandes escritores de la Iglesia de Oriente y de Occidente de la época medieval, debido a que contribuyó inmensamente al resurgimiento del espíritu religioso tras promulgar varias reformas para la vida monástica.

Odón nació cerca del año 880 en el actual territorio de Francia y de niño fue consagrado por su padre a San Martín de Tours, uno de los santos más populares de la época.

Cuando era adolescente empezó a profundizar en la Regla de San Benito y a observar algunas de sus indicaciones a pesar de que todavía no era monje. Asimismo, lo calificó como "maestro de disciplina espiritual".

Al quedar fascinado por la forma de vida benedictina, dejó Tours (Francia) y entró como monje en la abadía de Baume, para pasar después a la de Cluny, de la que se convirtió en abad en el año 927. Desde ese centro de vida espiritual pudo ejercer una amplia influencia en los monasterios del continente.

Odón insistía muchísimo en que se rezaran con gran fervor los salmos y en que se observara un gran silencio en el monasterio. Y fue formando monjes tan fervorosos que con ellos logró fundar otros 15 monasterios más.

En su catequesis, el Papa Benedicto XVI, dijo que “San Odón fue un verdadero guía espiritual tanto para los monjes como para los fieles de su tiempo”.

“Ante el ‘gran número de vicios’ difundidos en la sociedad, el remedio que él proponía con decisión era el de un cambio radical de vida, fundado en la humildad, la austeridad, el desapego de las cosas efímeras y la adhesión a las eternas”, expresó.

San Odón murió santamente el 19 de noviembre del año 942.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Hoy celebramos a Santa Isabel de Hungría, la que "murió para la tierra"

Hoy celebramos a Santa Isabel de Hungría, la que "murió para la tierra"

REDACCIÓN CENTRAL, 17 Nov. 17 / 12:01 am (ACI).- Cada 17 de noviembre la Iglesia celebra a Santa Isabel de Hungría, una joven madre que aprovechó su condición de nobleza para ayudar a Cristo en los más pobres. Al morir, se apareció y dijo que iba para la gloria y que había muerto para la tierra.

Hija del rey de Hungría, nació en 1207 y fue dada en matrimonio a Luis Landgrave de Turingia. Por ello, desde muy temprana edad sus padres la enviaron al castillo de Wartburg para que se educase en la corte de Turingia con el que sería su esposo. Allí tuvo que soportar incomprensiones por su bondad.

Su prometido, cada vez que pasaba por la ciudad, le compraba algo a la Santa y se lo entregaba muy respetuosamente. Más adelante el joven heredó la “dignidad” de Landgrave y se casó con Santa Isabel. Dios les concedió tres hijos.

Luis no ponía impedimento para las obras de caridad de la Santa, pero por las noches, cuando se ella se levantaba a orar, su esposo le agarraba la mano con miedo a que tantos sacrificios le hagan daño y le suplicaba que volviera a descansar.

Por un tiempo, el hambre se hizo sentir en esas tierras y Santa Isabel se gastó su dinero ayudando a los pobres y el grano que estaba reservado para su casa. Esto le valió grandes críticas. Como el castillo quedaba sobre una colina, construyó un hospital al pie del monte para dar de comer a los inválidos con sus propias manos, y pagaba la educación de los niños pobres, especialmente de los huérfanos.

Luis murió en una de las cruzadas, víctima de la peste, y Santa Isabel sufrió mucho. Luego su cuñado se apoderó del gobierno y ella tuvo que mudarse. Más adelante, cuando sus hijos tenían todo lo necesario, tomaría el hábito de la tercera orden de San Francisco.

Su sacerdote confesor la sometió a grandes sacrificios como el despedir a sus criados que más quería. Hilaba o cargaba lana, ayudaba a los enfermos, vivía austeramente y trabajaba sin descanso. Partió a la Casa del Padre al anochecer al 17 de noviembre de 1231.

Se dice que el mismo día de su muerte, un hermano lego se había destrozado un brazo en un accidente y sufría en cama con los dolores. En eso se le apareció Santa Isabel con vestidos radiantes y el hermano le preguntó el porqué estaba tan hermosamente vestida. A lo que ella respondió: “es que voy para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo ya que ha quedado curado”.

Dos días después del entierro llegó un monje cistercense al sepulcro de Santa Isabel y se arrodilló para pedirle a la Santa que intercediera para curarse de un terrible dolor de corazón. De un momento a otro quedó completamente curado de su enfermedad.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Hoy es fiesta de San Zacarías y Santa Isabel, padres de Juan Bautista

Hoy es fiesta de San Zacarías y Santa Isabel, padres de Juan Bautista

REDACCIÓN CENTRAL, 05 Nov. 17 / 12:01 am (ACI).- “Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor”, afirma San Lucas en su evangelio (Lc. 1,6) sobre San Zacarías y Santa Isabel -padres de San Juan Bautista y tíos de Jesús-, cuya fiesta litúrgica es cada 5 de noviembre.

Tal como describe el Evangelista San Lucas en su primer capítulo, Zacarías pertenecía a la clase sacerdotal de Abdías e Isabel era descendiente de Aarón. Ambos eran de edad avanzada y no tenían hijos porque Isabel era estéril.

Cierto día le tocó a Zacarías ingresar al “Santuario del Señor” para quemar el incienso. Un ángel del Señor se le apareció y le dijo que su esposa le daría un hijo al que llamaría Juan.

“Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto”, le dijo el ángel a Zacarías.

Zacarías le preguntó cómo podía estar seguro de esto porque él y su esposa eran ancianos. A lo que el ángel contestó que él era Gabriel, el que está delante de Dios, y que había sido enviado para hablarle y anunciarle esta buena noticia. Luego le dijo que se quedaría mudo por no haber creído.

Cuando Zacarías retornó a su casa, su esposa Isabel concibió un hijo y ella pensaba: “Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres”.

Después que el ángel Gabriel se le apareció a la Virgen María, la Madre de Dios fue a ayudar a Isabel, quien al verla, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.

Cuando Juan nació todos se alegraban de la misericordia de Dios. En el día de la circuncisión, todos querían llamarlo como su padre. Sin embargo, Isabel comunicó que se llamaría Juan, Zacarías lo confirmó escribiendo ese nombre en una pizarra y al instante recuperó el habla.

Finalmente el papá de San Juan Bautista, alabando a Dios, pronunció el famoso “Cántico de Zacarías”, una de las oraciones que los sacerdotes y religiosos rezan cada mañana en sus oraciones llamadas “Laudes”.

jueves, 2 de noviembre de 2017

2 de noviembre: La Iglesia Católica conmemora a los Fieles Difuntos

2 de noviembre: La Iglesia Católica conmemora a los Fieles Difuntos

REDACCIÓN CENTRAL, 02 Nov. 17 / 12:03 am (ACI).- “El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son testimonios de confiada esperanza, arraigada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, puesto que el hombre está destinado a una vida sin límites, cuya raíz y realización están en Dios”, afirmó el Papa Francisco en 2014.

Cada 2 de noviembre, día que se conmemora a los Fieles Difuntos, miles de personas en todo el mundo visitan las tumbas de sus seres queridos que pasaron a la otra vida y la Iglesia eleva oraciones y ofrece sacrificios por su eterno descanso.

El alma de la persona fallecida puede ir al cielo, al infierno o al purgatorio. Si va al purgatorio quiere decir que aún necesita purificarse, pero su destino será, en algún momento, el cielo.

Por ello los creyentes en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio con las oraciones, la limosna, y sobre todo cor el sacrificio de la Santa Misa para que puedan ir más pronto al cielo.

Con mucho cariño los invitamos a escuchar la siguiente canción de Martín Valverde titulada "No se han ido del todo" y dedicada a todos los que partieron a la Casa del Padre.

martes, 10 de octubre de 2017

San Daniel Comboni, apóstol de Cristo entre los africanos

Hoy se celebra a San Daniel Comboni, apóstol de Cristo entre los africanos

REDACCIÓN CENTRAL, 10 Oct. 17 / 12:03 am (ACI).- “Hacen falta evangelizadores que tengan el entusiasmo y el celo apostólico del Obispo Daniel Comboni, apóstol de Cristo entre los africanos”, dijo San Juan Pablo II sobre este gran misionero, cuya fiesta es cada 10 de octubre.

“Él empleó los recursos de su rica personalidad y de su sólida espiritualidad para dar a conocer a Cristo y hacer que fuera acogido en África, continente que amaba profundamente”, añadió el Pontífice en la homilía de Canonización de San Daniel Comboni, el 05 de octubre de 2003.

San Daniel nació en Limone sul Garda (Brescia, Italia) en 1831, en una familia de campesinos pobres. Estudió en Verona, en el Colegio San Carlo, donde asistían chicos de escasos recursos. Más adelante irá descubriendo su vocación sacerdotal y misionera.

Es ordenado sacerdote en 1854 y años después parte a las misiones en África, donde se encuentra con una realidad de pobreza muy chocante. Regresa a Italia y se dedica a pedir ayuda para la misión africana, incluso en el Concilio Vaticano I.

Fundó dos Institutos misioneros que hoy son los llamados Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas. Es nombrado Vicario Apostólico de África Central y consagrado Obispo en 1877.

Junto a los africanos, vivió sequías, el ver morir a su gente, la lucha contra la esclavitud y hasta acusaciones infundadas. Sin embargo, se mantuvo fiel a la Cruz para lograr la consolidación de la actividad misionera. Después de haber servido a Cristo en su querida África, retornó a la Casa del Padre un 10 de octubre de 1881.

Actualmente, los Combonianos siguen trabajando en diversas obras misioneras del mundo y en algunos países son también conocidos por sus revistas “Aguiluchos” y “Misión sin fronteras”, que tienen la finalidad de dar a conocer el mundo misionero.

Biografia

Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831, en una familia de campesinos al servicio de un rico señor de la zona. Su padre Luigi y su madre Doménica se sienten muy unidos a Daniel, que es el cuarto de ocho hijos, muertos casi todos ellos en edad temprana. Ellos tres forman una familia unida, de fe profunda y rica de valores humanos, pero pobre de medios materiales. La pobreza de la familia empuja a Daniel a dejar el pueblo para ir a la escuela a Verona, en el Instituto fundado por el sacerdote don Nicola Mazza para jóvenes prometedores pero sin recursos.

Durante estos años pasados en Verona Daniel descubre su vocación sacerdotal, cursa los estudios de filosofía y teología y, sobre todo, se abre a la misión de África Central, atraído por el testimonio de los primeros misioneros del Instituto Mazza que vuelven del continente africano. En 1854, Daniel Comboni es ordenado sacerdote y tres años después parte para la misión de África junto a otros cinco misioneros del Instituto Mazza, con la bendición de su madre Doménica que llega a decir: «Vete, Daniel, y que el Señor te bendiga».

Después de cuatro meses de viaje, el grupo de misioneros del que forma parte Comboni llega a Jartum, la capital de Sudán. El impacto con la realidad Africana es muy fuerte. Daniel se da cuenta en seguida de las dificultades que la nueva misión comporta. Fatigas, clima insoportable, enfermedades, muerte de numerosos y jóvenes compañeros misioneros, pobreza de la gente abandonada a sí misma, todo ello empuja a Comboni a ir hacia adelante y a no aflojar en la tarea que ha iniciado con tanto entusiasmo. Desde la misión de Santa Cruz escribe a sus padres: «Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al pensar que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la salvación de las almas más abandonadas de este mundo, encuentro el consuelo necesario para no desistir en esta gran empresa».

Asistiendo a la muerte de un joven compañero misionero, Comboni no se desanima y se siente confirmado en la decisión de continuar su misión: «¡África o muerte!».

Cuando regresa a Italia, el recuerdo de África y de sus gentes empuja a Comboni a preparar una nueva estrategia misionera. En 1864, recogido en oración sobre la tumba de San Pedro en Roma, Daniel tiene una fulgurante intuición que lo lleva a elaborar su famoso «Plan para la regeneración de África», un proyecto misionero que puede resumirse en la expresión «Salvar África por medio de África», fruto de su ilimitada confianza en las capacidades humanas y religiosas de los pueblos africanos.

En medio de muchas dificultades e incomprensiones, Daniel Comboni intuye que la sociedad europea y la Iglesia deben tomarse más en serio la misión de África Central. Para lograrlo se dedica con todas sus fuerzas a la animación misionera por toda Europa, pidiendo ayudas espirituales y materiales para la misión africana tanto a reyes, obispos y señores como a la gente sencilla y pobre. Y funda una revista misionera, la primera en Italia, como instrumento de animación misionera.

Su inquebrantable confianza en el Señor y su amor a África llevan a Comboni a fundar en 1867 y en 1872 dos Institutos misioneros, masculino y femenino respectivamente; más tarde sus miembros se llamarán Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas.

Como teólogo del Obispo de Verona participa en el Concilio Vaticano I, consiguiendo que 70 obispos firmen una petición en favor de la evangelización de África Central (Postulatum pro Nigris Africæ Centralis).

El 2 de julio de 1877, Comboni es nombrado Vicario Apostólico de Africa Central y consagrado Obispo un mes más tarde. Este nombramiento confirma que sus ideas y sus acciones, que muchos consideran arriesgadas e incluso ilusorias, son eficaces para el anuncio del Evangelio y la liberación del continente africano.

Durante los años 1877-1878, Comboni sufre en el cuerpo y en el espíritu, junto con sus misioneros y misioneras, las consecuencias de una sequía sin precedentes en Sudán, que diezma la población local, agota al personal misionero y bloquea la actividad evangelizadora.

En 1880 Comboni vuelve a África por octava y última vez, para estar al lado de sus misioneros y misioneras, con el entusiasmo de siempre y decidido a continuar la lucha contra la esclavitud y a consolidar la actividad misionera. Un año más tarde, puesto a prueba por el cansancio, la muerte reciente de varios de sus colaboradores y la amargura causada por acusaciones infundadas, Comboni cae enfermo. El 10 de octubre de 1881, a los 50 años de edad, marcado por la cruz que nunca lo ha abandonado «como fiel y amada esposa», muere en Jartum, en medio de su gente, consciente de que su obra misionera no morirá. «Yo muero –exclama– pero mi obra, no morirá».

Comboni acertó. Su obra no ha muerto. Como todas las grandes realidades que « nacen al pie de la cruz », sigue viva gracias al don que de la propia vida han hecho y hacen tantos hombres y mujeres que han querido seguir a Comboni por el camino difícil y fascinante de la misión entre los pueblos más pobres en la fe y más abandonados de la solidaridad de los hombres.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Hoy la Iglesia celebra a Nuestra Señora de la Merced, la Virgen de la Misericordia



REDACCIÓN CENTRAL, 24 Sep. 17 / 12:06 am (ACI).- Cada 24 de septiembre se celebra a la Virgen de la Merced que significa “misericordia”, advocación que se remonta al siglo XIII cuando la Virgen se le aparece a San Pedro Nolasco y lo anima a seguir liberando a los cristianos esclavos.

En esa época los moros saqueaban las costas y se llevaban a los cristianos como esclavos a África. En esa horrenda condición, muchos perdían la fe al pensar que Dios los había abandonado.

Pedro Nolasco, al ver esta situación, vendió hasta su propio patrimonio para liberar a los cautivos. De igual modo, formó un grupo para organizar expediciones y negociar redenciones. Cuando se les acabó el dinero, entonces pidieron limosnas. Sin embargo, las ayudas también se terminaron.

Es aquí que Nolasco pide a Dios que le ayude. En respuesta, la Virgen se le aparece y le solicita que funde una congregación para redimir cautivos.

Nolasco le preguntó: “¡Oh Virgen María, madre de gracia, madre de misericordia! ¿Quién podrá creer que tú me mandas?”

Y María respondió diciendo: “No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que se funde una orden de ese tipo en honor mío; será una orden cuyos hermanos y profesos, a imitación de mi hijo Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel es decir, entre los cristianos y serán signo de contradicción para muchos”.

Ante este deseo, se funda la orden de los Mercedarios el 10 de agosto de 1218 en Barcelona, España, y San Pedro Nolasco fue nombrado por el Papa Gregorio IX como Superior General.

Los integrantes, aparte de los votos de pobreza, castidad y obediencia, hacían un cuarto voto en el que se comprometían a dedicar su vida a liberar esclavos y que se quedarían en lugar de un cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, cuando el dinero no alcanzara para lograr su liberación.

Más adelante, en el año 1696, el Papa Inocencio XII fijó el 24 de septiembre como la Fiesta de la Virgen de la Merced en toda la Iglesia.

Cuando los frailes mercedarios llegan a América, llevan también la devoción a la Virgen de la Merced. La cual se propagó en República Dominicana, Perú, Ecuador, Argentina y muchos otros países, donde es conocida y amada.

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