miércoles, 23 de noviembre de 2016

Beato P. Miguel Pro, mártir de la Guerra Cristera en México


Miguel Agustín Pro nació en 1891, en Zacatecas, México, en una familia acomodada. Creció recorriendo las minas y compartiendo con los trabajadores. Tenía un gran sentido del humor y talento para hacer caricaturas. Cuando sus dos hermanas entraron a la vida religiosa, su madre, al ver que Miguel se sintió muy triste, lo invitó a un retiro y de allí salió decidido a ser sacerdote jesuita.

A sus 20 años ingresó al seminario y con el paso del tiempo, ante la situación cada vez más difícil que vivían los católicos, él y sus compañeros fueron enviados a estudiar a California. Posteriormente partieron a España y fue ordenado sacerdote en 1925. Cuando retornó a México, encontró un país devastado en el que los cristianos resistían los abusos del gobierno. Entonces inició un trabajo pastoral parecido al de la Iglesia primitiva.

Organizó estaciones ocultas de comunión, que los primeros viernes sobrepasaban los 1200. Se celebraban Misas y adoraciones Eucarísticas secretas, en la que participaban ricos y pobres. El presidente Calles y la policía buscaban acabar con estas organizaciones. Arrestaban a los líderes y practicantes católicos, los torturaban y mataban. Pero el P. Pro se las ingeniaba para escabullirse.

Un día, mientras la policía lo buscaba por las casas para matarlo, él dictaba conferencias espirituales en un teatro a más de un centenar de muchachas del servicio y ninguna de ellas dijo dónde estaba el presbítero.

Otra ocasión, el P. Pro iba en un taxi y se dio cuenta que lo seguían, entonces pidió al taxista que siga avanzando, mientras él disimuladamente se lanzaba a la calle. Luego se puso a caminar como borracho para despistar a las autoridades, quienes lo reconocieron cuando el Beato ya se les había escapado.

El P. Pro se convirtió en el líder principal del movimiento, que tenía como lema “Viva Cristo Rey”. Por ello, el Presidente Calles lo mandó a arrestar con acusaciones falsas. Finalmente, para evitar que se matara a católicos presos, el sacerdote se entregó.

El 23 de noviembre de 1927 le dijeron que expusiera su último deseo. El P. Pro negó los cargos de complot que se le imputaban, pidió unos momentos para rezar, se arrodilló y, entre otras cosas, dijo: Señor, Tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos".

Antes de ser fusilado, extendió los brazos en cruz con el Santo Rosario en una mano y el crucifijo en la otra. Luego gritó: “¡Viva Cristo Rey!” Le dispararon y cayó por tierra el cuerpo del valiente mártir de la guerra cristera. Fue beatificado por San Juan Pablo II en 1988.


Nació el 13 enero 1891 Zacatecas México. Desde pequeño fue virtuoso y alegre. Entró en el noviciado jesuita a la edad de 20 años. Fue exilado durante la revolución mexicana. Ordenado en Bélgica en 1925 a la edad de 36. Regresó a México en 1926 sabiendo que la iglesia era perseguida y corría grave peligro. Ejerció un intenso ministerio bajo persecución hasta que en el 1927 fue acusado falsamente de estar involucrado en un atentado contra el dictador. Antes de que lo fusilaran perdonó a los verdugos. Murió, como muchos otros mártires mexicanos, gritando: "Viva Cristo Rey". A partir del año 1825, el gobierno mexicano estuvo gobernado por hombres anticatólicos que quisieron exterminar la fe del país. Los buenos sacerdotes, religiosas y laicos tuvieron mucho que sufrir.


Miguel Agustín Pro nació el 13 de enero de 1891, de una familia acomodada. Su padre era ejecutivo en una pequeña villa minera en el estado de Zacatecas. A pesar de ello, Miguel creció con un corazón sencillo y libre de prejuicios. Lo que más añoraba, cuando niño, era el recorrer las minas para poder compartir con los trabajadores. Desde pequeño se distinguió por un gran sentido del humor. Era un verdadero cómico por naturaleza, lo cual le ayudaría enormemente en su ministerio sacerdotal. Antes de terminar sus estudios Miguel comenzó a trabajar con su padre en la oficina de la mina. Allí sus talentos naturales se fortificaron y aprendió a hacer muchas cosas ya que captaba con gran facilidad los detalles. Podía, por ejemplo escribir 100 palabras por minuto.

Se hizo amigo de los mineros y pudo captar su modo de hablar y comportarse, que se diferenciaban mucho de los de su propia casa. En este amor a los pobres se ve la mano de Dios, ya que, años más tarde, siendo perseguido por las autoridades, el Padre Pro utilizaría todo lo aprendido en la niñez para defender a Dios y a la Iglesia.

Un talento que Miguel adquirió desde muy temprana edad fue el de caricaturista. Era capaz de captar, de manera exagerada, las peculiaridades en las caras de la gente. También aprendió a tocar la guitarra y el mandolín.

Hoy es la fiesta de San Pío V, el pastor que liberó a la Iglesia con auxilio de María

Cada 30 de abril la Iglesia celebra la fiesta de San Pío V, quien salvó a la Iglesia y a Europa de la invasión musulmana en la famosa bata...

Santos Populares