miércoles, 18 de enero de 2017

Capítulo 49 del Genesis El testamento de Jacob


Capítulo 49

El testamento de Jacob


1 Jacob llamó a sus hijos y les habló en estos términos: «Reúnanse, para que yo les anuncie lo que les va a suceder en el futuro:

2 Reúnanse y escuchen, hijos de Jacob, oigan a Israel, su padre.

3 ¡Tú, Rubén, mi primogénito, mi fuerza y el primer fruto de mi vigor, el primero en dignidad, y el primero en poder!

4 Desbordado como las aguas, ya no tendrás la primacía, porque subiste al lecho de tu padre, y, al subir, lo profanaste.

5 Simeón y Leví son hermanos, sus cuchillos son instrumentos de violencia.

6 Que yo no entre en sus reuniones, ni me una a su asamblea, porque en su ira mataron hombres y mutilaron toros por capricho.

7 Maldita sea su ira tan violenta y su furor tan feroz. Yo los repartiré en el país de Jacob y los dispersaré en Israel.

8 A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, tomarás a tus enemigos por la nuca y los hijos de tu padre se postrarán ante ti.

9 Judá es un cachorro de león, –¡Has vuelto de la matanza, hijo mío!– Se recuesta, se tiende como un león, como una leona: ¿quién lo hará levantar?

10 El cetro no se apartará de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los pueblos deben obediencia.

11 El ata su asno a una vid, su asno de pura raza a la cepa más escogida; lava su ropa en el vino y su manto en la sangre de las uvas.

12 Sus ojos están oscurecidos por el vino, y sus dientes blanqueados por la leche.

13 Zabulón habitará en la ribera del mar, que servirá de puerto a las naves, y sus fronteras llegarán hasta Sidón.

14 Isacar en un asno vigoroso, recostado entre sus alforjas.

15 Al ver que el lugar de reposo es bueno y el país muy agradable, doblega sus espaldas a la carga y se somete a un trabajo servil

16 Dan juzgará a su pueblo como una de las tribus de Israel

17 El es una serpiente junto al camino, una víbora junto al sendero, que muerde los talones del caballo, y así el jinete cae de espaldas.

18 ¡Señor, yo espero tu salvación!

19 Bandas de salteadores asaltarán a Gad, pero él, a su vez, los asaltará por detrás.

20 Aser tendrá comidas deliciosas y ofrecerá manjares de reyes.

21 Neftalí es una cierva suelta, que da hermosos cervatillos.

22 José es un potro salvaje, un potro salvaje junto a una fuente, un asno salvaje sobre una ladera.

23 Los arqueros lo hostigaron le arrojaron flechas, lo acosaron.

24 Pero los arcos permanecieron rígidos y se aflojaron los brazos de los arqueros por el poder del Fuerte de Jacob, por el nombre del Pastor, la Roca de Israel;

25 por el Dios de tu padre, que te socorre, por el Dios Todopoderoso, que te da sus bendiciones: bendiciones desde lo alto del cielo, bendiciones del océano que se extiende por debajo, bendiciones de los pechos y del seno materno,

26 bendiciones de las espigas y las flores, bendiciones de las montañas seculares, delicias de las colinas eternas. ¡Que desciendan sobre la cabeza de José, sobre la frente del consagrado entre sus hermanos!

27 Benjamín es un lobo rapaz: por la mañana devora la presa, y a la tarde divide los despojos».

28 Todas estas eran las tribus de Israel –doce en total– y esto es lo que su padre dijo de ellas cuando las bendijo, dándole a cada una su bendición.

La muerte de Jacob

29 Luego les dio esta orden: «Yo estoy a punto de ir a reunirme con los míos. Entiérrenme junto con mis padres, en la caverna que está en el campo de Efrón, el hitita,

30 en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en la tierra de Canaán, el campo que Abraham compró a Efrón, el hitita, para tenerlo como sepulcro familiar.

31 Allí fueron enterrados Isaac y Rebeca, su esposa; y allí también sepulté a Lía.

32 Ese campo y la caverna que hay en él fueron comprados a los hititas».

33 Cuando Jacob terminó de dar esta orden a sus hijos, recogió sus pies en el lecho, expiró y fue a reunirse con los suyos.

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